Todo el tiempo recibimos información; de lo que reciben tus sentidos en el momento, recuerdos, expectativas, ilusiones. TODO esto pensás HOY simultánea-MENTE. Alguna información la dejas pasar, otras las rechazás o ignorás, y algunas entran ¡sin que te des cuenta! Nuestro cerebro no distingue si lo que pensás es presente, pasado o futuro, así que las emociones y las sensaciones en tu cuerpo ¡son las mismas! Podés sostener emociones antiguas, y sentirlas como si te estuvieran ocurriendo hoy y por esa razón aceptás o rechazás, en base a reflejos condicionados. Y finalmente, lo social y culturalmente aceptado suele no ser siquiera cuestionado.
Como podés notar, el condicionamiento en este punto es inmenso.
Una vez introducida a nuestro limbo atemporal, comenzás a procesar la información, juzgás, descartás, rechazás, adherís, e interpretás cada una, condicionado/a una vez más, por tu experiencia, modelos adquiridos y ejemplos aprendidos. Es decir que toda evaluación de un hecho presente la haces en base al pasado. Las decisiones que tomaste, pueden haber sido convenientes, o no. Y en este punto si podés reconocer los resultados del pasado como consecuencia de tus elecciones, podés elegir distinto. Si no podés evaluar, o decidís no modificar nada, las consecuencias seguirán siendo las mismas. Para resultados distintos, tendrás que pensar y sobre todo HACER, distinto.
Puede ser que te hayas quedado rumiando, dudando y dándole vueltas al asunto y creés que no tomaste una decisión, sin embargo “hacer nada”, sigue siendo una decisión y tiene consecuencias.
Toda acción te modifica y modifica todo a tu alrededor, mucho o poco, pero siempre. Podés hacer lo correcto y sentirte bien, podés equivocarte y aprender, o hacer y hacerte daño con una acción incorrecta y justificarla: “- no tuve otra opción” o “- se lo merecía”. Sos conciente de una acción tuya con consecuencias indeseables, pero hacés lo posible por negarla. Ese esfuerzo por sostener algo que sabés que no es correcto, te hace sufrir, te sentís mal y tu organismo lo sufre! Pedir perdón y perdonarte es sanador y el aprendizaje es trascendente, siempre que “cambies tu actitud”, ¿te suena? y siempre es tu decisión.
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