Me recomendaron contactar a Sergio porque tenía un par de recuerdos muy feos, que me angustian y duelen por más de 40 años.
Charlamos un rato como para conocernos y le conté.
Él me contó acerca de cómo funcionaba HAGO, me dió un desafío muy simple para la semana y me explicó para qué iba a servirme.
A los tres días ya me sentía distinta y se me ocurrió una actividad con mis alumnos, basada en ese desafío. Los chicos se involucraron, aprendieron y se divirtieron muchísimo.
Al otro día me llamó Sergio para ver cómo estaba y si pude seguir la consigna y le dije que me sentía “extrañamente bien”. Me felicitó y me dijo que la actividad que le dí a los chicos en la clase fue lo que determinó que el cambio haya sido tan rápido.
Tengo mucho entusiasmo, voy a seguir practicando y lo recomiendo a todo el mundo.