Cómo los judíos confinados en el gueto de Varsovia  lograron vencer una epidemia de tifus

Hacinados, hambrientos y enfermos, confinados por los Nazis en el gueto, los judíos detuvieron totalmente una epidemia de tifus que para ese entonces ya había matado a 3 millones de personas.

En el contexto de la actual pandemia de coronavirus, un grupo de investigadores australianos de la Universidad RMIT (anteriormente conocido como el Instituto Real de Tecnología de Melbourne) quiso averiguar cómo se logró controlar el tifus en condiciones tan complicadas.

Con este fin, utilizaron modelos matemáticos y documentos de la época que describían la vida en el gueto para estudiar el progreso de la enfermedad.

Fue así que pudieron determinar que el principal factor que detuvo la epidemia fueron las medidas de salud pública que implementaron los médicos del gueto, una herramienta que hoy también es considerada clave para frenar la expansión del covid-19.

“El distanciamiento social era considerado de sentido común básico,
aunque no se impuso de forma obligatoria”.

“Todo hacía suponer que el tifus arrasaría con la población cautiva en el gueto de Varsovia.”

Cerca de medio millón de personas vivían en un área de apenas 3,4 km2Había, en promedio, unas 9 personas por habitación y los nazis redujeron las raciones alimenticias a un 10% de lo que hubiera constituido una dieta normal.

Fue en ese contexto de hacinamiento y hambruna que se desató una gran epidemia de TIFUS

La enfermedad, en esa época mataba a entre el 10% y el 40% de los infectados. Ya había matando a más de 3 millones de personas en Rusia, Polonia y Rumania.  

“La dinámica de transmisión del tifus en el gueto de Varsovia era generalmente a través del contacto o la proximidad a un individuo ya infectado, ya que esto permitía que los piojos pasaran de un huésped a otro en el gueto densamente poblado”, señala el trabajo.

El hacinamiento la mala higiene, la suciedad y el clima frío multiplicaban la presencia de los piojos, vectores del tifus. La letalidad de la enfermedad aumentó fuertemente debido a la desnutrición, que hacía que las personas infectadas no tuvieran un sistema inmunológico fuerte. Incluso quienes lograron recuperarse del tifus “a menudo murieron de hambre en la convalecencia”.

“El distanciamiento social era considerado de sentido común básico por todos, aunque no se impuso de forma obligatoria”.

Una de las víctimas más famosas del tifus durante la Segunda Guerra Mundial fue Ana Frank, quien falleció a causa de la enfermedad en el campo de exterminio nazi de Bergen-Belsen, en 1945.

“Un hecho fortuito les permitió a los médicos del gueto
mejorar las condiciones alimentarias, fortaleciendo el sistema inmune.”

En mayo de 1941 los alemanes decidieron que no había que malgastar la fuerza productiva que representaban los judíos del gueto y aumentaron las raciones a algunos para que pudieran trabajar. También hicieron la vista gorda al contrabando de alimentos.

Esto permitió a los líderes del gueto organizar un “programa de alimentación” que consistía en una red de comedores comunitarios. Así se mejoró la nutrición general. Por otra parte, se organizaron muchos cursos para educar sobre salud e higiene, y se conformaron brigadas que pasaban a inspeccionar las casas.

Para intentar contrarrestar la desesperación y el aislamiento fueron creadas instituciones de contención (grupos de teatro, coros, centros juveniles y de actividad escolar, etc.) y aparecieron decenas de publicaciones, leídas ávidamente en grupos.

“Cuando todos esperaban que el frío generara un pico de infecciones, estas
comenzaron a bajar exponencialmente y la epidemia se redujo hasta detenerse.”

  • Cientos de conferencias se llevaron a cabo para educar al público sobre la importancia de la higiene personal, el distanciamiento social y el autoaislamiento cuando están enfermos.
  • Se creó una universidad secreta para capacitar a estudiantes de medicina en el control de infecciones.

  • Los líderes de la comunidad ayudaron a organizar programas elaborados de saneamiento y comedores populares.

“No existen otras hipótesis alternativas razonables para explicar la pronta desaparición de la epidemia al comienzo del invierno”.

Julio 2020, Revista Science Advances.

Excusa para matar

La historia de cómo los judíos del gueto de Varsovia lograron vencer al tifus es particularmente conmovedora considerando que los nazis encerraron a los judíos usando la justificación antisemita de que eran portadores de enfermedades y que había que proteger al resto de la población. Fue después de una epidemia previa, que empezó en 1939, que en octubre de 1940 crearon l Seuchensperrgebiet o área restringida de enfermedad, una zona encerrada por un “muro epidémico” de 3 metros de alto y 18 de largo, que luego se convertiría en el gueto.

Peor aún, los alemanes eran conscientes de que la hambruna potenciaría la epidemia y usaron el tifus como un arma genocida, sostienen los investigadores.

Cuando las aberrantes condiciones en el gueto hicieron que el tifus se expandiera, los nazis lo usaron como evidencia de que sus acusaciones contra los judíos eran ciertas.

“En octubre de 1941, cuando la epidemia estaba arrasando en el gueto de Varsovia, Jost Walbaum, el director de salud del gobierno general (de la Polonia ocupada) hizo la infame acusación: ‘Los judíos son abrumadoramente los portadores y diseminadores de la infección por tifus'”. Más tarde, esta misma excusa justificaría la aniquilación de los judíos.

“La máxima autoridad administrativa alemana en el gobierno general, el gobernador general Hans Frank, alegó en 1943 que el asesinato genocida de 3 millones de judíos en Polonia ‘era inevitable por razones de salud pública'”, recuerdan en su trabajo.

Millones de judíos fueron asesinados en campos de exterminio en Polonia, como Auschwitz-Birkenau (foto), Belzec, Chelmno, Majdanek, Sobibor y Treblinka.

No obstante, los investigadores se enfocan en la increíble labor que hicieron los médicos en el gueto para combatir la epidemia, que a pesar de que se detuvo allí continuó ese invierno en el resto de Varsovia.

El levantamiento del Gueto de Varsovia

500 combatientes de entre 15 y 24 años y mal armados, desafiaron a la maquinaria bélica de los nazis sacando de quicio al mismo Hitler, furioso ante la impotencia de las Waffen SS y la Wermacht para aplastar la resistencia judía. Era una frente único, el ZOB (Zydowska Organizacja Bojowa), integrado por todas las corrientes políticas del gueto, encabezado por el Bund (Partido Obrero Judío).

La resistencia del gueto contaba con armas caseras, unos pocos revólveres y fusiles, y una sola pistola automática. Apelando a la audacia, los jóvenes combatientes tomaban por asalto a los retenes de las guardias alemanas, los desarmaban y se retiraban rápidamente. Empleando el método de la guerrilla urbana, el ZOB efectuaba ataques sorpresivos para replegarse luego entre los edificios que servían de bunkers. Los atentados terroristas a fábricas, talleres y almacenes provocaron graves pérdidas a los nazis, al tiempo que el ZOB monto una fábrica de granadas y bombas incendiarias, gracias al contrabando de materiales combustibles.

Los aciertos de los combatientes resultaron humillantes para los nazis, los judíos no se proponían abandonar el gueto de forma pacífica. Así fue resuelta la destrucción del gueto para el 19 de abril de 1943. Hitler envió en persona al general Jurgen Stroop al mando de las SS para asestar el golpe final como un paseo.

Para sorpresa de los nazis, el ZOB hizo retroceder la primera ofensiva alemana, incendiando los tanques con bombas Molotov. También lograron repeler la segunda ofensiva con un sistema de minas subterráneas. La resistencia a dentelladas era casa por casa. Fue entonces que los nazis resolvieron incendiar el gueto para acabar con todo. Sin embargo, los combates se prolongaron los sucesivos días, particularmente en las noches.

El 16 de mayo de 1943 llegaba a su fin el levantamiento del gueto de Varsovia, una de las gestas más heroicas que iluminan a los pueblos oprimidos de todo el mundo.


Los nazis hallaron las oficinas del comando del ZOB con la mayoría de sus integrantes, los que se quitaron la vida inmediatamente para no caer prisioneros.


Su ejemplo singular inspiró los levantamientos de los guetos de Bialistok y Minsk, menos conocidos pero no menos heroicos.

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